Aquel día, en aquella peregrinación al castillo de San Francisco Javier, comprendí la importancia que tiene cada segundo de la vida, y que ésta, como en una peregrinación, tiene cuestas arriba, zonas llanas, cuestas abajo, pedruzcos con los que nos tropezamos, pero... sobre todo, aprendí que merece la pena vivirla.

Hoy es 3 de diciembre, día de San Francisco Javier...
No hay comentarios:
Publicar un comentario