
Hoy me apetece recordar a mis tres reyes, mis tres estrellas, mis tres protectores, a mis tres ejemplos de vida, las tres personas que más me han hecho reir y de las que más he aprendido, me siento orgullosa de poder decir que mi personalidad posee algo de cada uno de ellos... son mis tres hermanos, con los que he vivido grandes momentos... ojalá que éstos se sigan produciendo durante muchíiiiiiiiisimos años.
Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
«Arte diabólica es»,
dijo, torciendo el mostacho,
«que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal
llega a viejo, y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho».
Nicolás Fernández de Moratín
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