
jueves, 29 de noviembre de 2007
La mamá más bella del universo...

lunes, 19 de noviembre de 2007
¿?
¿Por qué aquella noche?
¿Por qué aquellas semanas?
¿Por qué aquellas situaciones?
¿Por qué aquellos miedos?
¿Por qué aquellas risas?
¿Por qué aquella reacción?
¿Por qué tantos quilómetros?
¿Por qué aquel frío?
¿Por qué aquella frase?
¿Por qué aquel muro?
¿Por qué tanto silencio?
¿Por qué esa luz?
¿Por qué ese complejo laberinto?
¿Por qué tanto desconcierto?
...
¿Por qué yo?
¿Por qué tú?
...porque nada ocurre por casualidad...
jueves, 15 de noviembre de 2007
El Sol y la Luna
Mis queridos geógrafos:
Después de tantos años de estudio, he descubierto que no nos han enseñado en la facultad todo tal y como ocurrió... jeje, en el siguiente relato se nos aclara la verdadera historia del Astro Rey y de nuestro satélite. Habrá que hablar con Palacios Estremera (chico), jiji ;-)
Gracias Ana por enviarla, es preciosa y como me ha encantado, aquí la escribo, para compartirla con todos. Espero que al otro lado del charco estés siendo muy, muy feliz y que disfrutes del veranito, que ya te queda ná pa que empiece!!! Un beso.
Sucede que el mundo aún no existía y el día que Dios decidió crearlo, les dio un toque final... ¡el brillo!
El Sol a su vez, había ganado un título de nobleza "Astro Rey", pero eso tampoco le hizo feliz.
Dios, viendo esto, les llamó y les explicó: "No debéis estar tristes, ambos ahora poseéis un brillo propio.
Tú Luna, iluminarás las noches frías y calientes, encontrarás a los enamorados y serás frecuentemente protagonista de hermosas poesías.
En cuanto a tí, Sol, sustentarás ese título porque serás el más importante de los astros, iluminarás la Tierra durante el día, proporcionarás calor al ser humano y tu simple presencia hará a las personas más felices".
La Luna se entristeció mucho más con su terrible destino y lloró amargamente... y el Sol, al verla sufrir tanto, decidió que no podía dejarse abatir más, ya que tendría que darle fuerzas y ayudarle a aceptar... lo que Dios había decidido.
Aún así su preocupación era tan grande que resolvió hacer un pedido especial a Él: "Señor, ayuda a la Luna, por favor, es más frágil que yo, no soportaría la soledad".
Y Dios... en su inmensa bondad... creó entonces las estrellas, para hacer compañía a la Luna.
La Luna siempre que está triste recurre a las estrellas, que hacen de todo para consolarla, pero... casi nunca lo consiguen.
Hoy ambos viven así... separados, el Sol finge que es feliz,... y la Luna no consigue disimular su tristeza.
El Sol arde de pasión por la Luna y ella vive en las tinieblas de su añoranza.
Dicen que la orden de Dios era que la Luna debería de ser siempre llena y luminosa, pero no lo consiguió... porque es mujer, y una mujer tiene fases:
cuando es feliz, consigue ser llena, pero...
cuando es infeliz, es menguante y entonces no es posible apreciar su brillo.
Luna y Sol siguen su destino. Él solitario pero fuerte; ella, acompañada de estrellas, pero débil. Los hombres intentan, constantemente, conquistarla, como si eso fuese posible. Algunos han ido incluso hasta ella, pero han vuelto siempre solos. Nadie jamás consiguió traerla hasta la tierra, nadie realmente, consiguió conquistarla, por más que lo intentaron.
Sucede que Dios decidió que ningún amor en este mundo fuese del todo imposible, ni siquiera el de la Luna y el Sol... Fue entonces cuando creó el eclipse.
Hoy Sol y Luna viven esperando ese instante, esos raros momentos que les fueron concedidos para estar juntos y que tanto cuesta que sucedan.
miércoles, 14 de noviembre de 2007
De poeta y loco, todos tenemos un poco

Hoy me apetece recordar a mis tres reyes, mis tres estrellas, mis tres protectores, a mis tres ejemplos de vida, las tres personas que más me han hecho reir y de las que más he aprendido, me siento orgullosa de poder decir que mi personalidad posee algo de cada uno de ellos... son mis tres hermanos, con los que he vivido grandes momentos... ojalá que éstos se sigan produciendo durante muchíiiiiiiiisimos años.
Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
«Arte diabólica es»,
dijo, torciendo el mostacho,
«que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal
llega a viejo, y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho».
Nicolás Fernández de Moratín